Ya puesto el techo, el factor climatológico que siempre jugaba a favor de los de casa cuando en invierno algún equipo del sur hacia de visitante quedaba anulado. Ese factor es importantísimo, como demuestran partidos como la Freezer Bowl en la que los Chargers se helaron ante los Bengals, o la impresiva racha de los Vikings en playoffs en los 70s hasta que se mudaron a un dome. Pero había que aprovechar el factor que si ponían los domes en juego, el ruido.
Así el Kingdome y su afición se ganaron la fama de ruidosos. Los ataques rivales tenían que operar bajo un nivel de decibelios alto, producto de todas las gargantas de los hinchas revotando contra las paredes y el techo y acabando sobre el césped. El Kingdome era un orgullo, pero en 20 años el estadio se quedo viejo, y sufrió varios desperfectos durante tormentas de nieves y temblores de tierra.
En el fin de siglo se comenzó a diseñar el nuevo estadio de los Seahawks, que comenzaría a construirse en el 2000 y se inauguraría en 2002. El diseño elegido para el Qwest Field era destechado, y se hizo pensando exclusivamente en la comodidad de los aficionados. También se construiría al lado del puerto, luego debían crearse unas gradas que tapasen lo máximo la entrada del viento y la lluvia. Pero no se quería desaprovechar el efecto clima que se había desaprovechado en el Kingdome, así que unas curvadas paredes laterales tapaban bastante las gradas, pero se dejo abierto el fondo norte para que entrase viento y agua al césped.
La sorpresa vino el día de la inauguración, cuando los que se encontraban a ras de césped se dieron cuenta del enorme estruendo que se oía cuando los hinchas rugían. Parecía el Kingdome, pero era un estadio abierto. El motivo fue que esas paredes curvas diseñadas para tapar el viento de fuera, conservaban el ruido de dentro. El espíritu del 12th man, como asi lo llaman ellos, que poblaba el Kingdome se agrando en Qwest Field. Desde 2005 ese estadio es donde los rivales han cometido mas penalties por false start, y en 2005 se produjo el record de más de esos penaties en un partido, con 11 cometidos por los Giants.
Parece ser que era cosa del destino, o lo que sea, que la fama de ruidosos no se perdiese en esa ciudad. Esa fama la ganas y no la pierdas, que me lo digan a mí que suelo tener un elevado tono de voz. Además esta fama se a extendido a los Sounders, el equipo de soccer de Seattle. La afición convierte el Qwest Field en algo que nada tiene que envidiar al más ruidoso estadio de Europa, y eso para los que nos gusta el football y el futbol, es de agradecer, y te hace sentir algo de simpatía extra. Y a grito pelado.
1 comentarios:
Gran artículo!
Este año se está planteando la posibilidad de pasar a hierba natural, pero claro, con la cantidad de lluvia que cae en Seattle se corre el riesgo de que aquello se convierta en un patatal tipo Soldier Field.
Un saludo!
Publicar un comentario