Jerry Jones es el
dueño de los Dallas Cowboys, y
seguramente el más controvertido de los peces gordos de la NFL ahora que Al Davis
ya no tiene edad para muchos trotes. Desde que se hizo con el control de los Cowboys en 1991, un control total pues también ejerce de general manager, siempre
ha estado metido en controversias relacionadas con su gestión. Claro que cuando
logras 3 Super Bowls en tus primeros años al frente ganas muchos créditos para
hacer y deshacer lo que te venga en gana.
Los jugadores juegan, los entrenadores los entrenan pero el
que manda es el. Su figura es tan ancha como Texas, y es de los que baja en el descanso al vestuario, se pasea por
la banda y esas cosas. Si vas ganando solo tienes que sonreír, pero cuando vas
perdiendo los jugadores y entrenadores pueden inquietarse por tu presencia. Si
solo es la presencia pueden hacer de tripas corazón, pero si es algo más pueden
sentir que mientras ellos dan el callo y toman las decisiones tu solo estas ahí
para que parezca que eres un motivador nato. Y mientras los palos te los van a
dar en cuanto el jefe se plante delante de un micro, y por supuesto en el despacho.
Eso debió pensar Tony Romo.
Los Lions
acababan de darle la vuelta al partido, con una remontada impresionante en la segunda
mitad. Jones andaba por la banda,
dando ánimos o incordiando según se mire. Y Romo que sabía que todas las culpas
iban a recaer sobre el después de lanzar un par de intercepciones que fueron
devueltas para TD, estaba que echaba fuego y le daba igual que el mandamás
fuese el que se le acercase. Es una situación tan humana que todos podemos poneros
en su piel y pensar si hubiésemos hecho lo mismo.
2 comentarios:
Si quieres jugadores con temperamento luego tienes que aguantar estas cosas.
Otra cosa es que su soberbia no le permita soportarlo, entonces se inventaran una lesion estupida y lo dejara en el banquillo, el domingo lo veremos
Sentirme mal por que no soy tan bueno como Rodgers, Brady o Brees pero agradecer que no soy tan malo como Sanchez.
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