El mismo sábado 15
tenemos la Idaho Potato Bowl, en el frio
campo azul de Boise. Utah State se enfrentara a un competitivo
equipo, Toledo. Utah State es el campeón de este año en la WAC. Es el último campeonato de football
de la WAC, que dejara de organizar competición
de football. Echaremos de menos la WAC.
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Utah State, el ultimo campeón de la WAC |
El jueves 20 San Diego State jugara la Poinsettia
Bowl, que se celebra en el mismo San
Diego. El rival será BYU, un
rival con la buena defensa como identidad, en contraposición a un equipo mucho más
ofensivo. El viernes 21 tenemos la St. Petersburg Bowl con UCF y Ball State. Ball State es miembro de la conferencia revelación
este año, la MAC, y UCF como subcampeón de la C-USA querrá mojarles la oreja.
El sábado 22 Boise State jugara la Las Vegas Bowl con Washington. Boise State sufrió
una derrota en noviembre con San Diego
State que le privo de poder aspirar a algo mejor. Parten como favoritos, Washington viene tocado de su derrota
contra los vecinos de Washington State.
El jueves 27 tenemos la otra bowl de San Diego, la Holiday Bowl.
Una competitiva UCLA se enfrentara
al equipo que más ha sorprendido en noviembre, Baylor. Ese día también está la Military Bowl. San Jose State contra Bowling Green en la capital de la nación.
El sábado 29
tenemos un partidazo, la Alamo Bowl
en San Antonio. Texas contra Oregon State, un equipo que ha rendido por
debajo de lo esperado y otro que lo ha hecho por encima de lo esperado. Ganando,
Oregon State podría completar su
mejor temporada en una década. Y el día de Nochevieja
tenemos la Chick-fil-A, el nombre
moderno de la antigua Peach Bowl. LSU y Clemson nos ofrecerán el primer duelo entre equipo del top16. La SEC quiere que todos sus representantes en las bowls hagan pleno, en especial los peces gordos como LSU.
Llega año nuevo y con él la Rose Bowl y la Orange Bowl,
pero antes de eso está la clásica línea de aperitivos de enfrentamientos entre SEC y Big Ten. Y nada tienen que envidiar a los platos principales. Tenemos
la Gator Bowl entre Mississippi State y Northwestern, la Outback Bowl entre South
Carolina y Michigan, y la Capital One Bowl entre Georgia y Nebraska. Esperad mucha guerra en la Outback y a una Georgia
que querrá sacudirse el mal cuerpo de la derrota con Alabama.
La Rose puede ser
un paseo si Stanford consigue parar
la carrera de Wisconsin. Si lo
neutralizan dominarlos será pan comido, pero claro Wisconsin corre muy bien. La Orange
enfrentara a la cenicienta Northern
Illinois con Florida State. Saldrán
espoleados a demostrar a todos los críticos que se han ganado ese puesto y que
no están dispuestos a ser vapuleados. Parecida sensación a la que tiene Louisville, que el martes 2 jugara la Sugar
Bowl con Florida. Louisville tendrá que buscar maneras de
perforar una defensa de las mejores del país.
El jueves 3
tenemos la Fiesta Bowl, una especie
de final de consolación que enfrentara al #4
Oregon y al #5 Kansas State. Dos de
los ataques más agresivos de la nación frete a frente, una bomba televisiva. El
viernes 4 tenemos la Cotton Bowl, otra de esas bowls como la Chick-fil-A o la Capital One
que tienen más cache que alguna BCS bowl.
Texas A&M y Oklahoma, el equipo del ojito derecho del país contra un clásico entre
los clásicos. Si Johnny Manziel gana
el Heisman será su primera oportunidad
para demostrar su valía.
El domingo 6 tenemos
la Godaddy Bowl entre Arkansas State y Kent State, una previa de 4 horas
para el BCS Championship del lunes 7. Notre Dame y Alabama,
los perfectos paradigmas de la defensa y el juego de carrera respectivamente.
El último partido de Manti Te’o en Notre Dame antes de convertirse en el mejor LB disponible en el draft.
Un partido perfecto para explicar a cualquier novato en esto que la base de un ataque
tiene que ser la offensive line, y
que Alabama es la mejor escuela de OLs del país. ¿Queríais bombas
televisivas?
Disfrutad del college
football.
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