El Combine es necesario,
si. Es el primer contacto verdadero de los jugadores que quieren entrar en la NFL con la NFL. Bueno, tras la Senior
Bowl en el caso de algunos pocos. Es un evento organizado por la NFL, con todos los scouts de las 32 franquicias.
Las cosas se hacen a la manera de la NFL,
incluidas las mediciones, las pruebas físicas, etc. Eso es útil, cada jugador
viene de un college que usara tal
sistema de juego, habrá jugado con tales rivales, y todas esas
particularidades.
Pero hay que coger al Combine
con pinzas. Tenemos un montón de jugadores que declinan correr las 40 yardas, saltar o hacer press banca. Algunos hacen las pruebas físicas
generales pero no las especificas de su posición. Hay QBs que no lanzan. Es de locos, pero es todo parte de un plan mayor
donde el miedo es el factor común.
Miedo a tener un mal día, y que todos los expertos te manden
a las catacumbas de los mock drafts. Así que muchos prefieren
retrasar sus pruebas físicas públicas, y hacerlas en un ambiente en el que se
sientan más cómodos. Esos son los Pro
Days que se organizan en algunos colleges.
Allí van los atletas de esa casa, y algunos invitados de universidades cercanas
de menos tamaño. Este año que el Draft
se ha retrasado a mayo, veremos muchos Pro
Days tardíos.
Igual que digo que no te puedes fiar solo de lo que hayas
visto en un jugador en sus 2, 3 o 4
años en college, está claro que lo
que diga el Combine no puede servir
de única base de datos. Ya no solo porque los datos de un jugador en el Combine pueden resultar incompletos.
Recordar que en un jugador también hay ciertos intangibles que solo se pueden
ver en un partido.
Moraleja: Probad los datos que ha dejado el Combine, no os empachéis de ellos.
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