Este fin de semana se celebra la 103º edición de la Grey Cup,
la final de la CFL, la liga
canadiense de football. Y en esta
casa como siempre, se le va a hacer un guiño. Pequeño, pero sentido. La final
se jugara en Winnipeg, y enfrentara
a los Ottawa Redblacks del este y los Edmonton Eskimos del oeste.
Los representantes del este son los campeones de esta división,
que acabaron con un record de 12-6 la temporada regular, y defendieron
con éxito su puesto de líder en la final divisional ante los Hamilton Tiger-Cats. Estos venían de
jugar (y perder) las dos últimas Grey
Cups en representación del este. Así que cambio de aires en la división, por
parte de un equipo que hace 2 años no
existía aun. La CFL concedió a la capital
de la nación una franquicia una vez más, e inicio operaciones en 2014. No había equipo en la ciudad desde
que los Renegades desapareciesen en 2005.
La clave de este equipo está en el principal candidato a
llevarse el premio a jugador más valioso, el veterano QB Henry Burris. El
juego aéreo de Ottawa es con
diferencia el más peligroso de la CFL,
con WRs como Chris Williams o Greg Elingson.
En defensa se han mostrado muy eficaces ante la carrera, y ante la necesidad de
los rivales de lanzar, han logrado.
En el oeste, los Edmonton esquimos también lideraron al temporada
regular con un record de 14-4. El mismo record de los campeones
del año pasado, los Calgary Stampeders.
Por el desempate se ganaron el derecho a acoger la final divisional, contra los
mismos Stampeders. Y se ganaron el
billete.
La calve de los Eskimos,
la defensa. La mejor de la CFL, precisamente
mejorando a la de Redblacks, segunda
en las estadísticas generales. Llevan 8
victorias seguidas, ninguna concediendo más de 23 puntos salvo la final divisional donde encajaron 31.
Este domingo, en la medianoche
hora peninsular, se resolverá la temporada 2015 de la CFL. Oh, Canada…
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