¡Los New England Patriots
son los nuevos campeones de la NFL!
Es su 4ª victoria, que les coloca aun
más alto en las estadísticas de los libros de historia de la NFL. Pero ya habra tiempo de hablar de
eso y del MVP de Tom Brady, cuando haga el tradicional articulo homenaje a los campeones.
Ahora toca hablar de lo de ayer. Por cierto, notareis que me excedo en el uso
de adjetivos al hablar del final del partido. Lo merece. Totalmente.
El partido empezó con dos punts, parecía que se estaban tanteando. Aunque lo más exacto seria
decir que los Pats salieron
temerosos de la posibilidad de que la defensa de Seahawks se anticipase a los pases medios y largos, y que el ataque
de Seattle salió frio como siempre.
La cosa siguió el guion que muchos podíamos tener en la cabeza
con el 2º drive de Patriots. Brady puso la directa y empezó a convertir 3rd downs usando al RB Shane Vereen como main target. La secondary de Seahawks cubría bien el campo, pero no podía responder a un RB saliendo del backfield. Y así hasta llegar a la goal line, donde llego la anticipación propia de la gran secondary de Seahawks. INT de Jeremy Lane, que se acaba lesionando la
muñeca en el return. Clave esta lesión,
veréis porque.
Tras otro punt de Seahawks, que seguían sin saber muy
bien qué hacer en ataque, llega otro drive de Patriots. Y aquí viene la diferencia con el segundo: Jeremy Lane ya no está. El nickleback es ahora Tharol Simon, y Brady lo
busca. A Simon se le escapa Julian Edelman en un par de jugadas,
una de ellas en un 3rd down en donde
el pocket de Brady se había roto, y todo apuntaba a que saldría el punter. Al final Brandon LaFell anota el primer TD
del partido. Mala señal.
Un par de punts
mas, de nuevo el ataque de Seattle
en blanco, pero esta vez la defensa frena totalmente el passing attack de Patriots.
Ahora es cuando aparece el jugador que evita que el ataque de Seahawks se pase todo el partido en
blanco (Lynch aparte), Chris Matthews. Este WR totalmente desconocido hasta ayer y que
llego a la NFL desde la CFL, se convirtió en el go-to-guy de Russell Wilson. Marshawn
Lynch anota el TD del empate.
Llegan las prisas con el 2
minute warning, y Tom Brady
lidera un drive que en 1:45 anota 7 puntos. La defensa de Seahawks, tocada en lo físico, no puede
cubrir decentemente a Rob Gronkowski en la jugada del TD. Pero si esto nos pareció rápido, descubrimos
la velocidad luz con el drive de Seahawks.
7 puntos en 29 segundos, con Chris
Matthews agrandando con un TD una historia personal que parecía de película.
Y así, 14-14 al descanso.
El 3rd quarter parecía
avecinar una avalancha de Seahawks
para cerrar el partido. Eso parecía tras verles anotar 10 puntos (el TD de Doug Baldwin) e interceptar de nuevo a Brady. El partido entro en una fase
confusa entonces, con Patriots mas
apresurados por avanzar yardas de lo que habían estado antes, pese a que aun
quedaba tiempo y solo perdían de 10. Y
Seahawks mientras incapaces de
convertir un 3rd down. Y esto sería una
herida interna en Seahawks, que iba
a ir debilitando sus posibilidades de Lombardi poco a poco.
De hecho el peor 3rd
& out estaba por llegar. Patriots
anotan un TD con Amendola justo en los morros de una secondary agotada por pasar demasiado tiempo en el campo y por la falta
de sustituciones. Entonces, con 7:55
restantes, los Seahawks se ven
obligados a sacar al punter tras solo
gastar 1:03. De las 3 jugadas, 2 fueron pases incompletos de Russell
Wilson. El mal play calling
asomaba ya la cabeza. O el culo, porque vendría de culo.
Siguiente drive de
Patriots, un calco del anterior. Sin
presión sobre Brady (Cliff Avril estaba en el vestuario con una
concussion) y con la secondary agotada, Pats avanzan sin oposición. Julian
Edelman remata la jugada. Quedan 2 minutos, Seahawks necesitan un TD
para ganar, justo cuando peor estaba su ataque. Pero esto se parecía demasiado
al final del NFC Championship como
para descartar a los campeones. Hicimos bien en no descartarlos. En principio.
Un par de pases precisos de Wilson a Lynch y Ricardo Lockette movían a Seahawks a territorio enemigo. Y aun
quedaba 1 minuto. Entonces es cuando Jermaine Kearse hace el más difícil todavía
sobre la cuerda y sin red. Recepción circense desde el suelo que ponía a Seahawks en la redzone. Los fantasmas más oscuros invadían a Patriots, era el mismo guion que en las dos últimas Super Bowls perdidas. Todo estuvo a
punto de apagarse cuando en la siguiente jugada Marshawn Lynch se queda a media
yarda de la goal line. Y Seahawks aun
tienen tiempo y downs. No había forma
de pararlos. Salvo claro, que se paren ellos a sí mismos.
En la peor jugada cantada en la historia de la Super Bowl, el OC de Seattle decide no
usar a Marsawn Lynch. Darrell Bevell decide no usar al RB que llevaba 4.6 yds/carry en una jugada de 0.5
yds. Atentos porque, según él, es porque los Patriots estaban preparados para la carrera con 8 jugadores en la caja. Pero tampoco se
le ocurrió un bootleg pass, usar la read option o un QB dive. Se le ocurrió un pase al medio que fue precisamente y
preciosamente interceptado por Malcom
Butler, el undrafted rookie
convertido a héroe de leyenda.
Pats habían ganado
de la manera más improbable, increíble y cardiaca posible. Seahawks habían perdido de la manera más lamentable, patética y
absurda posible. Del playbook de Seahawks deben salir puñados de jugadas
que dan 0.5 yds al mejor rushing attack de la NFL, aun ante ese tipo de defensa. En
su lugar, se canto una jugada de la página de jugadas idiotas y dementes. En
una Super Bowl. En la última jugada.
Es una decisión estúpida con la que Seahawks
tendrán que convivir para siempre.