Están todos nuestros ojos ya pendientes de lo que pueda
pasar el sábado, y las combinaciones que pueden darse en el top 4. Ese top 4 que el comité seleccionara para jugar las semifinales de CFP. Hay cosas muy claras, y cosas un
poco condicionadas. Aquí en esta casa os voy a intentar poner lo más claro lo
que puede suceder. Porque en realidad, todo se reduce a uno solo de los 4
puestos.
Los que entran seguro son Oklahoma (ya campeón de la Big
12) y los campeones de la Big Ten y
la ACC. Oklahoma tiene solo 1 derrota,
el mismo número de derrotas como máximo que tendrán esos otros 2 campeones. Ya sea Iowa o Michigan State, y
Clemson o North Carolina, habrán hecho méritos. North Carolina es el más recién llegado a este panorama, pero si
gana a Clemson debe estar dentro.
El primero de la lista para rellenar el top 4 es Alabama. Si
ganan la SEC, estarían dentro con
una sola derrota también. Pero aquí no podemos decir que si Florida se carga a Alabama, se merecería estar en playoffs.
Lo siento, aunque de la santa campanada de ganar a Alabama, un equipo con 2
derrotas y que casi hace el ridículo con Florida Atlantic, tendría a gente delante en la lista.
Ahora acudimos a la conferencia más débil este año. Al menos
la del líder más débil de las power 5.
Stanford tiene 2 derrotas, y está en el vagón de cola. Y por supuesto, una hipotética
USC campeona con 4 derrotas no tendría sitio. De ganar
estos, y ganar Florida, sería el
turno de Notre Dame, que ya está de
vacaciones tras cerrar la temporada con 2
derrotas.
Y de premio, algo muy sencillo. Hablo de ver quién es el campeón
no-oficial de las mid-majors, que se
ganara un puesto en una CFP bowl. La mid-major más fuerte este año, con toda
la diferencia del mundo, ha sido la American.
Sea quien sea el que gane la final, entre Houston
y Temple, estará en el top 15 en los rankings, y será una gran atracción en el partido que le asignen.